30.7.10

La unidad de lo diferente

Por Enrique Eskenazi.

Transcripción hecha por Alejandro Bica de un fragmento del curso Hegel y la Psico-Logía.

La razón, que llega a la unidad viviente tras la multiplicidad, no aniquila la diversidad. El entendimiento cree que llegar a la unidad es borrar todas las diferencias (la noche en que todos los gatos son pardos), y entonces de lo que se habla es de vaciedades, de generalidades tan vacías que no dicen absolutamente nada.

Por ejemplo, cuando se dice “Dios es lo absoluto”, “Dios es lo eterno”, “Dios es la suprema verdad”, ese es un decir tan vago, que presupone que ya sabemos lo que es Dios, y a ese supuesto Dios le añadimos atributos. Pero saber que es lo que se quiere decir por Dios, desarrollar ese concepto, es llenarlo de contenido. Pero claro, aplicarle atributos sin entrar en la cosa misma es permanecer en la abstracción. Ese Dios que lo es todo pero que no tiene determinación alguna, no es nada, y por lo tanto, es pura fórmula vacía, es producto del entendimiento.

Diferenciar es fundamental, porque mientras más vas discerniendo y diferenciando más se va determinando la cosa misma, más va dejando de ser un abstracto para volverse concretamente viviente. Pero si ese diferenciar liquida la unidad, entonces mata. Por lo tanto, la diferenciación es absolutamente necesaria, pero a su vez tiene que estar recogida en la unidad que contenga todas las determinaciones. Y esto cuesta. O bien se diferencia tanto que no se ve la conexión viviente entre todas las partes que se han diversificado, o bien se unifica tanto que se produce una especie de masa informe sin diferenciación. Estas son las opciones del entendimiento. El entendimiento cree que si unifica borra las diversidades, y si diferencia borra la unidad. Por eso Hegel insiste en la unidad de lo diferente, la diferencia en la unidad. Ahí tienen una contradicción viviente que va en contra del puro representar que forma imágenes estáticas de las cosas. La razón llega a lo que Kant llama la Idea misma, y la Idea, a diferencia de la representación, contiene en su propio seno la contradicción.

Por eso hay una lógica que va por encima de la lógica formal que dice que nada puede ser y no-ser. Lo viviente es y está dejando de ser en cada caso. La flor se niega en el fruto. Cualquier proceso orgánico está dejando de ser y llegando a ser, está negando lo que fue para poder ser algo más. Pero no solamente en lo orgánico, en el reino del pensamiento hay una vida lógica -que no es vida física- por la cual cada concepto viviente se está transformando en su opuesto y se está transformando en otro más amplio que contiene la contradicción. El pensamiento mismo, si es el pensamiento de la Idea, se mueve, mientras que la representación es estática.