30.6.17

Una serpiente no es un símbolo

James Hillman.
Pasaje tomado de ‘Animal Presences’

Traducción Alejandro Bica.


A menudo comienzo un taller sobre imágenes de animales con la serpiente. La serpiente funciona como un hechizo, liberando a la gente de sus nociones insidiosas de simbolismo de serpiente y, por lo tanto, del simbolismo animal en general. Las preguntas que hago suenan así: “¿Cómo entiendes una imagen de serpiente?” “¿Qué significa una serpiente?” “¿Cuál es tu interpretación?” He reunido y condensado las respuestas:

1. La serpiente es renovación y renacimiento, porque muda su piel.

2. Una serpiente representa a la madre negativa, porque envuelve, ahoga, no te deja ir, y lo engulle todo.

3. Es la encarnación animal del mal. Es astuta, voluptuosa, siniestra, tiene lengua bífida, y es maldecida por Dios a deslizarse sobre su vientre por lo que le hizo a Eva y Adán. El Libro de las Revelaciones dice que la serpiente es el mismo Diablo.

4. Es un símbolo femenino, que tiene una relación de simpatía con Eva y las diosas en Creta, India, África y otros lugares.

5. La serpiente es un falo, porque se endurece, levanta la cabeza y expulsa fluido desde su extremo. Además, penetra en las grietas.

6. Representa el mundo material de la tierra y como tal es un enemigo universal del espíritu. Los pájaros luchan en la naturaleza y los héroes luchan en la cultura.

7. La serpiente es un sanador; es un medicamento, y lo vemos todavía en los signos de las farmacias. Se guardaba en los templos curativos de Asclepio en Grecia, y un sueño con una serpiente era el mismo dios que venía a curar.

8. Es un guardián de hombres santos y sabios, incluso el Nuevo Testamento dice que las serpientes son sabias.

9. La serpiente trae fertilidad, porque se encuentra por los pozos y las fuentes y representa el elemento fresco, húmedo.

10. Una serpiente es la Muerte, por su veneno y la ansiedad instantánea que despierta.

11. Es la verdad más íntima del cuerpo, como los sistemas nerviosos simpáticos y para-simpáticos o el poder de la serpiente del Kundalini yoga. Es por eso que la sofisticada medicina popular entre los nativos americanos, los asiáticos del sur, los chinos y los africanos, por ejemplo, se basan en partes de las serpientes para los remedios.

12. La serpiente es el símbolo de la psique inconsciente — particularmente la libido introvertida, la energía que va de un lado al otro. Su seducción nos atrae hacia la oscuridad y las profundidades. Siempre es “tanto”: creativa como destructiva, masculina-femenina, venenosa-curativa, seca-húmeda, espiritual-material, y muchos otros contrarios irreconciliables, como la figura de Mercurius.

Esta duodécima interpretación de la serpiente toma todas las otras once y las convierte en pasos en un programa en el cual la serpiente finalmente se explica por el paso final: la psique inconsciente.

Lo que se dice realmente en este último término, acaso ¿no está mejor dicho por la propia imagen, en su fascinante lengua vibrante, su sonajero o siseo y su rápido golpe, su piel reticulada y reluciente, su cola y su movimiento, el pánico que sube de repente al mirarla? ¿Por qué debemos intercambiar la imagen viviente por un concepto interpretativo? ¿Las interpretaciones son realmente defensas psicológicas contra la presencia de un dios? Recuerda: la mayor parte de los dioses griegos, las diosas, y los héroes, tenían una forma de la serpiente — Zeus, Dionysus, Demeter, Atenea, Hércules, Hermes, Hades, incluso Apolo. ¿Es nuestro terror a la serpiente la respuesta apropiada de un mortal a un inmortal?

Por ejemplo, una serpiente negra viene en un sueño, una enorme y magnífica serpiente negra, y tú puedes pasar una hora entera de terapia con esta serpiente negra, hablando de la madre devoradora, hablando de la ansiedad, de la sexualidad reprimida, y de todos las otras movidas interpretativas que hacen los terapeutas. Pero lo que permanece después de todo el entendimiento simbólico es lo que está haciendo esa serpiente, esta enorme serpiente negra que se desliza hacia tu vida. En el momento en que has capturado a la serpiente en una interpretación, has perdido la serpiente. Has detenido su movimiento vivo. Entonces la persona sale de la hora terapéutica con un concepto sobre “mi sexualidad reprimida” o “mis frías pasiones negras” o “mi madre” — y ya no está con la serpiente.

La interpretación resuelve el estremecimiento emocional y la incertidumbre mental que vino con la serpiente. De hecho, la serpiente ya no es necesaria; ha sido disipada con éxito a través de la interpretación. Tú, el soñador, ya no necesitas la serpiente y luego formas el hábito de no necesitar más sueños, ni tampoco una vez que han sido interpretados. El significado sustituye a la imagen; el animal desaparece en la mente humana.

Hay varias maneras de mantener a la serpiente dando vueltas alrededor. Puede ser imaginada como una presencia sentida y con la que hablar; puede necesitar ser alimentada y hospedada, pintada y modelada. Puede ser honrada por atenciones, como recordarla varias veces durante el día: “haciendo algo por ella” — un gesto físico, encendiendo una vela, comprando un amuleto, descubriendo su nombre. Se la puede traer más cerca visualizándola, sintiendo su piel, su fuerza. Ahora la imaginación reemplaza el significado, y la mente humana se entrega a la presencia animal.

Esta es la obra psicológica e imaginativa de animar la imagen, devolviendo un alma-vida a la serpiente que puede haber sido eliminada de ella por tu deseo de entenderla. La serpiente puede no tener ninguna objeción a ser entendida. Puede estar complacida con tu giro a los libros de herpetología sobre las serpientes, por tu visita a un zoológico para verlas, por tu lectura de los misterios de la serpiente antigua. Pero hagas lo que hagas, consulta primero con la serpiente para no insultarla siguiendo tu propio plan sin reconocer su llegada a tu vida. Su llegada es una invitación a desviar tus intenciones de tú mismo, al menos parcialmente, hacia ella.

Animar la imagen — esa es la tarea de hoy. Ya no se trata de contenidos simbólicos de los sueños. Hace más de cien años Freud nos devolvió a las viejas tradiciones del simbolismo y a las viejas tradiciones de los significados de los sueños; luego Jung exploró estos simbolismos y significados aún más ampliamente y profundamente.

Pero entonces tanto Freud como Jung hicieron un movimiento que ya no queremos repetir. Ambos tradujeron las imágenes de animales en significados simbólicos cristalizados. No permitieron que lo que aparecía se expresarse lo suficiente, sino que se movieron satisfaciendo la mente razionalizadora del mundo diurno — y a menudo atemorizada. “Esto significa que”. Incluso el método de Jung de la imaginación activa, que anima la imagen, es menos por el bien del alma del animal que por la suya, la del soñador. “Pinchada y clavada en la pared”, dijo T. S. Eliot sobre el modo de operación de la mente moderna. La imagen de Eliot sugiere que la mariposa de la psique no puede abrirse paso más allá de las etiquetas diagnósticas y los significados interpretativos.

Una vez que hayas traducido la gran serpiente a tu fantasía de omnipotencia o envidia del pene, o la hayas traducido como un símbolo de madre, la Gran Madre, ya no necesitas la imagen, y dejas que la imagen solo diga una cosa, en dos palabras: “Gran Madre”. Entonces desaparece. Ya no quieres realmente más a esa serpiente negra. Quieres trabajar en tu complejo materno, tu personalidad, y así. Esto aún deja al alma sin animar. Es decir, sin vida. Las imágenes no están caminando sobre sus propias piernas. Se han convertido en significados, como Aniela Jaffé escribió sobre Jung cuyo principal mito era el mito del significado. (1) Pues bien, tratemos de dejar el significado, y la búsqueda del significado, y el significado de la vida, para adherirnos a la imagen animal.

En nuestro afán de significados conceptuales, ignoramos la bestia real. Ya no nos asombran sus hechos, ni nos maravillamos de su presencia — por ejemplo, esa donde una serpiente disloca su mandíbula para tragarse a un animal más grande que ella, que su sistema digestivo funciona sin masticar, sin dientes o molleja, como un peristalsis rítmico que comprime su comida contra la espina dorsal de la serpiente, aplastando su presa en una pulpa digestible. O, por ejemplo, el hecho de que su piel mudada después de cambiar de piel va a seguir cambiando de piel.

La vida sin significado tiene hambre de significados, y los psicólogos alimentan a los hambrientos con las presencias vivientes de los animales. Los pacientes como carnívoros, devorando la carne de sus animales en sueños para satisfacer su glotonería por el conocimiento. ¿Acaso nosotros los psicólogos tenemos que volvernos taxidermistas, destripando la serpiente, rellenándola con conceptos y preservándola como un significado cuidadosamente clavado en la pared?

Notas

1. A. Jaffé, The Myth of Meaning in the Work of C. G. Jung, trad. R. F. C. Hull (Zurich: Daimon, 1983).